martes, abril 20, 2010

Filiaciones

Hoy empiezo a leer La invención de Morel. Desde las primeras páginas surge de forma insistente la cuestión de si J.J Abrams, guionista de Lost, habrá leído a Bioy Casares.

sábado, abril 17, 2010

Visión de la Dama en La vie nouvelle

domingo, abril 11, 2010

Más artículos recién publicados

Del corazón devorado

Después de la visión de Dante en Vita Nuova de Amor dando a comer a Beatriz su corazón, sigo las huellas de la "leyenda del corazón comido". En el capítulo I de Esferas  I de P. Sloterdijk se desvelan algunas de las fuentes. Como la cuarta y novena historias de la cuarta jornada del Decamerón de Bocaccio.

Cuarta jornada. Nota a pie de página de la "Novela novena" del Decamerón de B.

"La historia a la que Bocaccio se refiere se encuentra recogida en diversas versiones que existen de la Vida del trovador Gulhem de Cabestanh, según las cuales, la pareja de trágicos amantes fueron el propio trovador y Saurismonda (o Margarida), esposa en segundas nupcias de Raimon de Castell Rosillon, de quien Cabestanh era vasallo. (...)

Y en el libro de Martí de Riquer Literatura catalana medieval:

"Hom atribuí a Guillem de Cabestany, per raons no aclarides, una vella llegenda segons la qual fou mort per Ramon de Castell Rosselló, marit gelós de Saurimonda de Peralada, que li féu extreure el cor, el féu rostir en pebrada i el donà de menjar a la seva esposa. Aquest truculent relat (que també fou adscrit al trouvère Chatelâin de Coucy i al Minnesänger Reinmar von Brenenberg) fou conegut per Petrarca, ampliat per Bocaccio en una de les novel.les del Decameron i traduït al francés per Stendhal."

Y buscando un poco más...

El corazón devorado: una leyenda desde el siglo XII hasta nuestros días. de Isabel de Riquer, publicado por Siruela.

sábado, abril 03, 2010

Vita nuova

"Y pensando en ella, me alcanzó un agradable sueño en el que tuve una visión maravillosa: me parecía ver en mi cámara  una nubecilla color de fuego, en cuyo interior descubría la figura de un varón de aspecto terrible para quien la mirase; y me parecía tan congraciado consigo mismo, que resultaba algo admirable; y hablaba de muchas cosas, de las cuales yo entendía sólo unas pocas, y entre esas pocas, éstas: Ego dominus tus (Yo soy tu señor). En sus brazos me parecía ver una persona que dormía desnuda, apenas arropada ligeramente por un paño color sangre; después que la miré muy atentamente supe que era la mujer de mi salud, la que el día anterior se había dignado saludarme. Y en una de sus manos, me parecía que este varón llevaba una cosa que ardía enteramente, y parecía decirme estas palabras: Vide cor tuum (Mira tu corazón). Y después de que él estuviera algún tiempo, me parecía que despertaba a la que dormía; y tanto se esmeraba en su ingenio, que le hacía comer aquello que en la mano le ardía, y ella lo comía tímidamente. Después de esto, al punto su alegría se transformaba en amargo llanto; y llorando, estrechaba a la mujer entre sus brazos, y me parecía como si fuera con ella hacia el cielo, por lo que yo me angustiaba de tal forma, que no podía mantener mi débil sueño, sino que se rompió y desperté."

                                                                         (...)

A toda alma cautiva y noble corazón, ante
cuya presencia llegan estas palabras, para que
sobre esto su parecer me escriban, salud en
nombre de Amor, su dueño. Casi terciadas
estaban ya las horas del tiempo en que
ilumina toda estrella, cuando de pronto me
apareció Amor, cuyo aspecto me horroriza
recordar. Amor me parecía alegre, y tenía en
su mano mi corazón, y en sus brazos llevaba
a mi dama, que dormía cubierta con un paño.
Después la despertó, y del corazón ardiente
ella con humildad comía temerosa: luego yo
lo vi marchar llorando.

Dante Alighieri, La vida nueva, Ed. Siruela.
                                                                                                    


viernes, abril 02, 2010

"Una imagen, un sonido, la mirada de un actor o el choque entre dos planos en una secuencia no pueden ser considerados como una moneda, como un acto de comercio como cuando vamos a un café, como cuando damos algo a cambio de otra cosa. Si es eso es el cine, discúlpenme, entonces es una nimiedad, algo mediocre. Una imagen y un sonido juntos deben ser algo de lo más importante del mundo. Es así de sencillo: deben ser una suerte de explosión."

Pedro Costa

(CAHIERS DU CINEMA España, Especial num.6, Marzo de 2009)

jueves, abril 01, 2010

Trazos I