jueves, julio 20, 2006

CEGADORA EPIFANÍA


I
(...) nuestro hombre, sometido de repente a una cegadora epifanía, bloquea su camino, espiritual y no, al ser irremediablemente sustraído a sí mismo por una imagen que se escucha como un reclamo que es imposible eludir, casi un canto capaz, en apariencia de reverberar hasta el infinito.
(...)
Cuando,en el tropel de materiales que la percepción se encarga de trasladar desde la experiencia hasta nosotros, un detalle, y sólo ése, aflora en el magma de la totalidad y, escapando a todo control, llega a herir la superficie de nuestra automática ausencia de atención. Generalmente, no hay razón para que instantes como ése acaezcan y, sin embargo, acaecen, encendiendo repentinamente en nosotros una emoción inusitada. Son como promesas. Como destellos de promesas.
Prometen mundos.


Alessandro Baricco, City